Friday, September 2, 2011

El Síndrome de la Cachifa


Ya desde hace varios años mi esposa y yo hemos estado tratando de definir lo que sería el “Síndrome de la Cachifa”, el propósito de este ensayo es el describir o más bien desarrollar lo que este fenómeno significa.

Quizás sería bueno comenzar por definir qué es una “cachifa”. Lo primero es que dicha palabra no existe en el diccionario de la Real Academia Española; sin embargo, el diccionario urbano la define como: “Dícese, de la persona empleada para las labores del hogar”. Originalmente tenía un tono despectivo por lo que se decía silenciosamente como para no ofender pero en la actualidad se utiliza abiertamente; aunque sigue teniendo un tono despectivo. Cabe aclarar que este término es originario de Venezuela; presumo que en otros países latinoamericanos utilizan otros términos aunque el concepto es bastante común en esta región.

Para efectos de este análisis me voy a enfocar en Venezuela que es el país que más conozco que sufre de este síndrome; sin embargo, presumo que gente de otras naciones podrían identificarse con la situación que presento a continuación.

La cachifa para los venezolanos es algo así como un esclavo(a) del siglo XXI. A razón de una tarifa mensual, este personaje se enclaustra (literalmente) en la casa de la familia que la contrata para servir a ésta a toda hora. Normalmente se les deja salir un fin de semana si y otro no; por supuesto, dependiendo de los compromisos que pudiesen tener los patrones durante los días en cuestión. Mientras tanto, las “cachifas” deben poner a un lado sus propias familias para poder atender apropiadamente a sus patrones.

Lo arriba descrito es una práctica que lleva muchos años en estas sociedades latinoamericanas; y que no son más que la práctica masiva de tomar ventaja de la miseria de un grupo de la población para bienestar de otros. Infortunadamente, esto ha conllevado a que se demarquen mas las distancias entre niveles sociales y peor aún entre niveles de educación; esto último acentuando y limitando más las posibilidades de desarrollo de estas sociedades.

Paralelamente a lo anterior, las familias que han tenido el privilegio de recibir una educación excepcional se han desarrollado en un ambiente donde se tergiversan todo los principios de una sociedad moderna y desarrollada; donde se propicie la educación de todos los sectores. Entendiendo que una sociedad educada estimula la creación de riqueza donde a la larga se beneficia todo el mundo. Por cierto, esto no tiene que ver con principios socialistas; por el contrario, cuando una sociedad es altamente educada, ésta participa y propicia la maquinaria capitalista y con ello la generación de bienes y servicios.

Continuando, esta sociedad “educada” que se ha desarrollado en este ambiente es la misma que ha venido gerenciando el desarrollo del país. Esa misma sociedad donde la patrona dice: “la cachifa es el sostén de la familia por que si no fuera por ella mi matrimonio no hubiera durado”; o como el patrón dice: “la cachifa está bien buena y cuando mi esposa no está ella me atiende de maravilla”. Eso sin contar el trato, o mas bien mal trato, que estos personajes reciben de los niños y/o adolecentes de la casa. El resultado es que la familia educada venezolana (y de gran parte de Sur América) no es capaz de desenvolverse y atender sus propias necesidades (incluyendo la educación de los hijos) sin la “cachifa”. Ya esta situación trasciende de la propia “cachifa”, esta mentalidad se ha inculcado tanto en la sociedad que se ha vuelto parte de la idiosincrasia y la vida cotidiana. Esa mentalidad donde las apariencias y el que dirán dominan por encima de los principios, la ética, y la propia honorabilidad.

Mientras este proceso ocurría, las distancias entre clases y el odio latente crecían; lo único que hacía falta era el elemento catalizador que tomara ventaja de la situación. Pues ocurrió, y ese elemento salió a relucir con traje de socialista y luchador social; pero, para desgracia de estas naciones el traje es un disfraz que esconde los sentimientos mas bajos que ser humano pueda concebir. Este modelo está en pleno desarrollo en muchos, por no decir la mayoría, de los países que conforman la región.

Por otra parte y simultáneamente, esta tergiversación socio/cultural ha traído como consecuencia la necesidad para este sector, el “educado”, de gestionar los recursos a como de lugar para poder sostenerse y mantener esa infraestructura de apariencias que la sociedad le exige. Todo esto ha conllevado a un desarrollo desmesurado de la corrupción, el nuevo “riquismo”, y la creación de un circulo vicioso en espiral que no lleva a otra salida sino al caos y la autodestrucción.

Esto es lo que llamamos el “Síndrome de la Cachifa”.

Lamentablemente, cuando alguien comenta lo que yo, la reacción siempre es defensiva en lugar de reflexiva; al fin y al cabo, es mas fácil romper el espejo que verse en él sus propios defectos.

Por eso es que dicen: ¡cada país tiene el gobierno que se merece!

Nota: Hace días tuvimos el chance de ver una película Panameña denominada “Chance”, se las recomiendo. Cualquier parecido de ésta y lo aquí escrito es pura casualidad.



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